El diario de un elefante escorpión
La órbita de mi elefante
Cerrar los ojos y abrazarse.
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¿Hasta dónde
llega ese dolor que parece un espasmo en letargo? ¿Ese que te persigue y parece
aferrado al tiempo, como una espiral sin final?
Silencio.
Entonces, cuando lo pierdes de vista, es él quien te
observa detenidamente, escondido esperando el momento perfecto para hacerse verbo
envuelto en las vibraciones más bajas que nunca llegue a sentir.
-
El
universo me permite, sólo en ocasiones hacerlo a un lado, camuflarlo entre
sueños, entre las ganas de cambiar los capítulos siguientes de esta historia,
que aunque vista desde el amor, araña mi centro, logra remover las fibras de la
nostalgia y el miedo que seguramente en mi inconsciente recrean esos primeros
pálpitos que cargados de un silencio desgarrador me traían a la vida.
Cuando llega, cada mirada cruzada puede ser el punto
de quiebre que origina un tsunami de miedo, incertidumbre y angustia. Compartir
las hojas del árbol equivocado, el sonido de un barrito insignificante muta en
un puñado de mensajes sin intención y significados mal recibidos, mal interpretados…
Puede haber errores en cada acción por involuntaria que sea la respiración como
acto natural del ser vivo.
-
Sólo
respiro, ¡boom!
Esta rigidez única que en estos momentos parece hacer mi
vida elefante más difícil, parece asfixiarse refugiada en la intención de no estallar en una estampida.
Nadie entrega una guía para aprender a vivir con
este brillante ejemplar, que trae polvo pica pica en el interior
y me hace querer correr…
-
Dejé de
preguntarme hace un tiempo que era lo que nos hacía a mí y a elllos los elegidos para vivir este puñado de emociones de esta manera, tan dual, tan volátil,
tan sensible y tan etérea.
Silencio.
Mi mente elefante, encontró las respuestas en el
movimiento de los astros, en las posiciones exactas que acompañaron nuestra
llegada a esta dimensión de mentes débiles y corazones que alguna vez se
enamoran del dolor.
Y si, nadando en ese cosmos elegí este lugar, este límite,
esta historia, solamente lo ovidé y en este gris, la órbita me impulsa en una
velocidad distinta.
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Ahora capaz
de ver los destellos de una chispa que inicia con estas palabras.
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